domingo, 2 de enero de 2011

UABC: LA JUNTA DE GOBIERNO SECUESTRADA.


Por
Redacción / EL MEXICANO
domingo, 02 de enero de 2011

Es evidente para cualquier observador que el proceso de selección del nuevo rector de la UABC entra a un momento de indefinición. No obstante, las tareas sustantivas de investigación y docencia siguen sin interrupción, pero una instancia decisiva está dañada: la junta de gobierno. A continuación, presento algunas notas que aspiran a describir el paisaje de la situación actual.
a) El presidente de la Junta de gobierno Luis Lloréns es el gran culpable del giro que dio la selección de rector. Su meta obvia es imponer a un candidato propio. Carece de liderazgo y ánimo concertador pero no de ambición. A estas alturas no tiene credibilidad, atributo indispensable para destrabar la selección de la autoridad universitaria. Su agenda no es universitaria sino política, hegemónica. No es deseable una UABC regida por el grupo de Lloréns con los cacicazgos dinosáuricos que lo apoyan. La apuesta de Lloréns debe ser denunciada: su agenda es polarizar, sacar su personal guerra a círculos más amplios (cosa que no logra), ganar tiempo, coquetear con la máquina priista de fuera de la UABC (los suyos), atraer al congreso estatal cuya injerencia envenenaría todo el proceso. Lo grave es que el responsable de concertar y llegar a decisiones en beneficio de la universidad, es el agente provocador, empeñado en dinamitar los caminos posibles, acompañado de un grupo minoritario. Su actitud en este proceso puede ser identificada simplemente como una acción de esquirolaje.
b) La burocracia insurgente. Otra cosa curiosa es el revival de los juristas: aquellos tipos formales, silenciosos durante el sometimiento de las rectorías al gobernador en turno, se ponen ahora quisquillosos, revisan cláusulas, interpretan alarmados el reglamento y se esmeran en la resolución más contundente y radical (difícil traslación; de burócratas a demócratas; de complacientes a insurgentes). Los campeones de la burocracia y la represión de hace pocos años son la “insurgencia democrática” del presente (algo está podrido en Dinamarca). No hay siquiera una situación inédita; ya se ha verificado una votación dividida, con un empate técnico, en la elección del propio Lloréns y en la de Garavito Elías, ahora aliados ocasionales en esta cruzada antiuniversitaria.
c) Hay dos proyectos universitarios en disputa. Se trata efectivamente de dos paradigmas en juego y que acuerpan a los emisores del voto dentro de la Junta de Gobierno: los que votan por una continuidad académica, competitiva, sujeta a revisiones de calidad y expansión de la infraestructura (que prefieren al doctor Felipe Cuamea); y aquellos –la minoría- que apuestan por el control de la burocracia, sin respaldo académico, con coqueteos a la nueva mayoría priista y ligados a cacicazgos universitarios que ya suponíamos desaparecidos (Castro Bojórquez y Gallego García, los barones del valle), que apoyan el químico Juan José Sevilla.
d) ¿A quién representa Luis Lloréns Báez? Su cercanía con el parque jurásico universitario lo retrata; elegido en su tiempo como rector, por las fuerzas ligadas al priismo y cercano al cacigazgo bicéfalo (Castro Bojórquez-Gallego García). Su elección como rector de la UABC en 1991 fue apretada (con una primera votación de 6 contra 5), que no llegó a crisis porque la Junta de Gobierno de ese tiempo, sí cumplió su función y actuó con pragmatismo (o “sabiamente”, como dice Rubén Castro Bojórquez en su libro Las sucesiones rectorales de la UABC 1957-2006). Lloréns renuncia a la rectoría para colaborar con Ernesto Zedillo y su lugar es ocupado apresuradamente por Garavito Elías (otro demócrata súbito). Lloréns yerra ahora; su agenda actual es política y no universitaria. Su cruzada personal parece estar asociada con el regreso del PRI en la entidad. Pone en grave predicamento a la Junta de Gobierno y la condena a la falta de credibilidad y al fracaso. No le interesa democratizar la universidad sino erigirse –sin ningún respaldo, derecho ni legitimidad- en el Gran Elector universitario, para instaurar otro cacicazgo (dadas sus credenciales).
e) Es cierto que la Junta de Gobierno está marcada por el elitismo, la dinámica de los notables o la insaculación entre la aristocracia académica. Sin embargo, con pifias y aciertos, no había fallado hasta ahora. Pero en el trayecto agudizó las contradicciones que habrán de liquidarla. El factor personal influye mucho y es lo que ha vuelto inviable la actual Junta. Después de este zafarrancho es obvio que el papel y concepto de la Junta de Gobierno tiene que revisarse.
f) Otra estrategia es polarizar la situación con el rector en funciones Felipe Cuamea, quien ha impulsado una agenda discreta e institucional en todo el proceso. No ha caído en las provocaciones de Lloréns y sus consejeros en plena campaña. A la grave irresponsabilidad de impedir un acuerdo en la Junta, apuestan por la desinformación y la confusión. Las declaraciones recientes de uno de ellos (Leonel Cota Araiza) desde Ensenada describen el tono pendenciero y poco institucional que esa minoría ha elegido para expresarse.
g) Por otra parte, llama la atención de algunos miembros de la Junta de Gobierno que se lanzan a la inmolación en plena histeria. Una actitud poco juiciosa, nada universitaria e indigna de quienes deberían estar ahí por sus méritos y talante negociador. La guerra menor llega también al internet: el llamado Observatorio Académico Universitario no se caracteriza con neutralidad; pareciera ser una instancia promocional de la campaña de Lloréns. Hasta ahora se dedican a difundir las posturas -algunas muy reiterativas- de un sector de la comunidad, filtrando y editando las opiniones contrarias a su encomienda. Se trata de un organismo de coyuntura con claros intereses de facción. Si su interés fuera sanear el proceso de selección del rector seguirían un camino distinto y a mediano plazo: el trabajo de información con la base estudiantil, la consulta con la planta docente, la búsqueda de consensos o la organización de un gran congreso, que de una vez y para siempre, establezca en lo futuro normas y procedimientos para la elección del rector de la UABC. No les interesa nada de eso, su obsesión está aquí y ahora, en el impulso de una facción interesada en la lucha por la rectoría.
h) Salidas al corto plazo. 1) Que continúe el interinato de Felipe Cuamea mientras se destraban las argucias de Lloréns Báez para obstaculizar el proceso de selección; 2) Que el Consejo Universitario elija al nuevo miembro de la Junta de Gobierno en enero (que sustituya a unos de los seguidores más polarizados de Lloréns, cuya membresía concluyó hace un año: Leonel Cota Montaño); 3) Informar a la comunidad universitaria sobre la dinámica seguida en esta coyuntura, y 4) Insistir en la interpretación correcta de los reglamentos vigentes. En el futuro inmediato hay que llamar a una discusión colectiva para impedir que se repitan estas insólitas conjuras personales por detener la máquina universitaria. El proceso de aggiornamiento de la Junta de Gobierno es cuestión de tiempo. Ojalá que los intelectuales universitarios salgan de su mutismo y marginalidad. A la discusión de buena fe podemos contribuir todos los que consideramos a la UABC nuestra alma máter.

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