jueves, 23 de diciembre de 2010

CENSURA EN EL OBSERVATORIO ACADÉMICO UNIVERSITARIO





DE LAS COSAS QUE NO PUBLICA EL "OBSERVATORIO ACADÉMICO UNIVERSITARIO":


UABC: La Junta de Gobierno contra sí misma
Por Redacción / EL MEXICANO     domingo, 12 de diciembre de 2010

La transición de los rectores de la UABC es una historia sabida. La articulación del consenso tiene que ver con la correlación de fuerzas, el proyecto de universidad y la coalición de voluntades. Lo indiscutible es que nuestra universidad tiene una presencia enorme, una tradición de poco más de medio siglo, venturosa para nuestra cultura y sociedad. La UABC es una compleja maquinaria académica y todo un reino aparte (la autonomía le asegura independencia aunque no extraterritorialidad, para recordar una vieja frase macartista). Muy mal mensaje envía la Junta de Gobierno de la UABC al ser incapaz de seleccionar al nuevo rector (2010-2014). Media docena de reuniones y todas coronadas por el fracaso. Entre los candidatos, por currículum y experiencia, hay de dónde escoger. ¿Qué pasa? El presidente de la Junta de gobierno Luis Llórens Báez asume desde hace tiempo un papel inesperado de juez y parte. No se le ve ninguna gana de resolver la sucesión sino de polarizar las posturas internas. Si la junta de gobierno no elige rector en su siguiente reunión estaría yendo hacia su hara kiri, una especie de suicidio ritual a la vista de todos.
La función principal -si no única- de la Junta de Gobierno es asegurar la transición consensada y no escenificar un torneo egoísta de intereses encontrados. Se argumenta la condición anacrónica y elitista de la Junta. Hay elementos que así lo acreditan, pero es tema de una reflexión más reposada. Es recomendable el cambio, pero no a la mitad del río (“transrectoral”, si existe el término). Las habilidades de sinergia, consenso y negociación (básicas en los cursos elementales de administración), al parecer no existen. La Junta fue diseñada para funcionar, si no lo hace, la propia legislación universitaria tendría que dar alternativas. Un ejemplo: el presidente de la Junta debería asegurar el clima, las condiciones para debatir el perfil del rector. Lo que hace Llórens es lanzar gasolina a la fogata. Declara paladinamente que tiene candidato a la rectoría y lo placea, naturalmente: el químico Juan José Sevilla. Esto lo anula en su condición de presidente de un consejo interpares con una delicada responsabilidad en proceso. Los atributos de negociador, de equilibrio, de posible fiel de la balanza desaparecen de un plumazo y lo convierten en un activista de sus intereses, un elemento de facción y no de concertación. Si como se anticipa, la Junta va con su presidente dinamitero al choque de trenes, habría que buscar las salidas que ofrece la legislación universitaria. No sé por qué, pero sospecho que el reglamento interno de la Junta de Gobierno no existe y esto explica la postura de su coordinador.
Hay varias alternativas: la elección de un nuevo presidente de la Junta de Gobierno, la disolución de la Junta y la elección de otra más competente y menos conflictuada. Otra salida quizá radical: la elección del rector vía Consejo Universitario (de 11 electores seniors, se pasaría a cientos de ellos, movidos acaso por la lógica caníbal del asambleísmo). No suenan muy prácticas ninguna de estas alternativas, es cierto, pero lo inédito de la situación obliga a revisarlas. La intervención del congreso estatal es impensable, en congruencia con la tradición de autonomía universitaria. Ahora, como en otras ocasiones, es necesario oír las voces de los intelectuales universitarios, sobre el destino inmediato de la casa de estudios. Esperemos que no suceda ni el choque de trenes ni el hara kiri televisado de la Junta de Gobierno, como los nubarrones a la vista lo indican. Prefiero equivocarme: que prevalezca la razón y la defensa de la universidad y no su vituperio.





No hay comentarios:

Publicar un comentario