sábado, 25 de diciembre de 2010

MALOGRADO








Reflexión Universitaria
Malogrado
Gonzalo Llamas Bañuelos*

Difiero de la opinión, con todo respeto, del maestro Antonio Magaña, periodista y comunicador de casa, cuando habla del presidente de la Junta de Gobierno de la UABC, Luis Lloréns, y lo denomina “chilango logrero”, yo más bien diría “malogrado”. Eso sí, debemos de reconocer su habilidad de haber penetrado en la cúpula de una de las familias insignes de la localidad y a través de ella acceder a posiciones de mayor relevancia en las cuales no se ha sabido sostener, nunca ha concluido una responsabilidad con éxito. En su tiempo fue sacado a empujones por jóvenes estudiantes de la Dirección de la entonces escuela de Ciencias Políticas de la UABC, por lo que no concluyó su periodo. Fue rector de nuestra máxima casa de estudios y abandonó el cargo al tercer año por la ambición de ser subsecretario de educación pública, siendo secretario del ramo el tristemente célebre Fausto Alzati Araiza (Falzati para sus amigos), quien también fue brevemente secretario de Educación Pública al haberse descubierto que ostentaba falsamente el título de Doctor en Economía por la Universidad de Harvard sin haber obtenido el grado. Todo esto sucedió durante la administración del cachanilla “adoptivo” Ernesto Zedillo. Al paso que va el Dr. Lloréns y en la forma tan inexperta con que se está conduciendo, difícilmente culminará con éxito esta nueva tarea que le han encomendado su familia política y los cuatro honorables y prominentes que lo impulsan con gran vehemencia y fervor para sentar en la silla rectoral al Dr. Sevilla tan deseoso de poner al servicio de la UABC toda su experiencia, capacidad y sacrificio manifestada en su productividad académica y científica, así como sus copiosas contribuciones emanadas de su papel burocrático por alrededor de 20 años, y esto se debe a que el Dr. Lloréns se ha dedicado a exacerbar, a dividir y a polarizar a algunos miembros de la sociedad bajacaliforniana y de la comunidad universitaria con tal relatividad de logro (¡sic!), es decir, de éxito creando una corriente a su favor que antes lo despreciaba a él, junto con dos ex rectores. El comportamiento de esa naturaleza que trae el presidente de la Junta o habrá de decirse del G5, aun cuando es comprensible por los compromisos a los que está sujeto, deja mucho que desear y daña seriamente a la UABC en su armonía interna y su solidaridad fraternal que siempre debe existir a pesar de estos procesos que encienden pasiones. En este actuar no se encuentra solo, sino que camina acompañado y de la mano de los cuatro prominentes miembros de la Junta de Gobierno los cuales en su conjunto forman el grupo minoritario ya conocido como el G5, que se ha erigido voluntaria o involuntariamente en albaceas o notarios testamentarios de uno de los bienes patrimoniales más apreciados por la Familia poderosa… la UABC. De los cuatro se tendrá que analizar su papel como miembros de esa junta, pero sobre todo de un miembro en especial, que en sus sueños febriles no ha logrado obtener lo que algunos miembros de su familia han alcanzado: Valor, estimación y dignidad. Seguramente dentro de poco tiempo grupos de la comunidad universitaria habrán de solicitarle enérgicamente cuentas claras y verídicas (comprobables) a la Junta de Gobierno, en especial a su presidente y secretario, así como a los otros dos ex rectores que forman parte de ese órgano de gobierno. Si el presidente de la Junta de Gobierno siendo el principal responsable de que este proceso hubiese concluido con una universidad fuerte y unida, pero si resulta responsable de lo contrario, entonces sí se debe solicitar su salida de la Junta de Gobierno y esta postulación deberá hacerse por parte de la comunidad universitaria y de la forma correcta mediante la petición formal y por escrito ante el Consejo Universitario quien fue el que lo eligió, y que no le pidan al Gobernador como ha sucedido que intervenga en un asunto que compete exclusivamente a los universitarios. Por último, deseo por este conducto, desearles a todos los asiduos lectores de LA CRÓNICA, una ¡Feliz Navidad y un prospero año nuevo!, pero sobre todo mucha salud. ¡Nos vemos si Dios quiere el próximo año!

*El autor es académico de la Facultad de Ciencias Administrativas de la UABC.

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